Golpe de realidad

Golpe de realidad

Silvia Marteniuk

13/02/2025

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Marcos es feliz.
Con sus ocho años de edad, ha combatido en los escenarios más amenazantes del mundo -de los que puedes encontrar en la Play Station- y ha sido el protagonista de arriesgados procedimientos quirúrgicos, salvando personas de manera cuasimilagrosa, también en la Play.
Es cierto que la vida le ha sido benevolente. Su hermana neurodiversa, aunque lejos, vive en un lugar diseñado para ser feliz y el abuelo Juan encontró su paraíso, rodeado de personas de su misma edad que disfrutan del tiempo libre y de las atenciones de la gente preparada para estar con ellos.
Alberto, su papá, hace tiempo que optó por el home working. Eligió estar con su hijo todo el día y está orgulloso de haberlo conseguido. Tiene muchísimo trabajo, pero lo importante es que está.
Marta, la mamá de Marcos, viaja al taller de diseño todos los días y a veces, si está en un momento creativo, se queda en el taller para no manejar de noche.
Definitivamente Marcos no tiene motivos para quejarse. Hace home school y hasta habla un tercer idioma por Raquel, que es venezolana. De hecho, sabe decir “arepas” porque Raquel las cocina todos los martes, jueves y sábados honrando a su amada Venezuela. Raquel es la que vio a Marcos dar sus primeros pasitos, antes del año.
Insisto con que vidas así, sin problemas, permiten que la inocencia vuele en la imaginación… y el gran anhelo de Marcos es volar. Ha logrado pensarse piloto de parapente, de aviones de guerra y hasta pudo sobrevolar el mar siendo una elegante gaviota. Sin embargo, en esto pareciera faltarle algo. Y eso que pudo estar en Marte, revolotear sobre una flor -merced a sus coloridas alas- y hasta compartir la faena de ser abeja.

El otro día fue increíble. Era el cumpleaños de Marcos y estaban todos en la misma sala: papá, mamá y Raquel. Alberto era quien tenía el paquete con moño, pero eran los tres los que miraban orgullosos a Marcos.
Cuando obtuvo su regalo, Marcos empezó a abrirlo lentamente. ¡Fue mágico el instante en que se dio cuenta de que era un dron! Era el mejor regalo de su vida y además, había que ir afuera para probarlo. ¡Realmente era un día especial! Salieron los cuatro juntos: Alberto, Marta, Raquel y Marcos. ¡De verdad que era un día soñado! 

… Y fue entonces que el dron comenzó a tomar altura y un águila lo atrapó.

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