La rayuela, también llamado «pata sola» era el juego favorito de un niño regordete y sus amigos en el patio de la escuela; todos los días a las 5 de la tarde, al sonar el toque de queda.
Una mañana, los niños entraron a clase. Vieron en el patio la rayuela pintada de rojo, y al otro lado, parado sobre un pie, al niño regordete.
Se había convertido en el mejor jugador de «la pata sola».
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