Hay recuerdos que viven

Hay recuerdos que viven

Marinil Veha

05/02/2025

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Hay golpes en la puerta, el crujido de las tablas de la vieja puerta del abuelo; aún suena como hace años, como cuando teníamos nueve o diez, como cuando nuestros juguetes rodeaban todo el patio; un recuerdo fugaz, pero tan cierto, cruza por mis pensamientos; es como si fuera ayer, no, realmente miento; es como si fuera ahora, en este mismo instante…

Cinco minutos para las cinco de la mañana, las cobijas de la cama me adoraban; el sueño podía ser tan profundo, tanto que, a pesar de que la casa siempre fue pequeña y que mi cama encajaba en el cuarto de papá y mamá, me resultaba imposible despertarme; una niña como aquellas de esa edad, una como mis padres solían llamarme y que la vecina siempre solía decir… un pan de Dios.

– el sonido de una puerta cerrada suena de golpe-

Una voz suena del fondo de la sala – Nos vemos en el hospital, traigan todos los documentos.

La conversación sigue…, espero escuchar un poco más, pero mis pensamientos se funden en el silencio que se consigue escuchar; en mi cabeza las palabras, ¿Hospital? ¿Documentos?; parecían palabras simples; yo solía ir muy seguido al hospital, me enfermaba muy seguido; pero ahora estaba bien, de hecho, quería seguir durmiendo; en cuanto a «documentos», que eran los documentos, para que necesitamos llevar documentos para ir al hospital. Además, a que se refieren con «nos vemos», ¿Debo ir también?; por otra parte de quien era la voz, porque a esta hora, porque tenemos que ir ahora… preguntas fueron cortadas de golpe por la voz de mi hermana.

– con una voz aguda y cortante, con una fuerte sacudida, me gritó –

Levántate, vamos. Anda mójate la cara, que vamos a salir de inmediato.

– Salí casi con los ojos cerrados, al pasar al baño, en el piso estaba mi muñeca, con una mancha roja desde su vestido hasta los botines de color morado que mi mamá le compro. manchas oscuras en el piso; me apoye en la puerta antes de ingresar y se oyó un crujido…

En la otra habitación, había la ropa de mamá con manchas de sangre: tenia tantas preguntas, tantas que si te escribo un libro no terminaría; pero de un momento a otro, lo había entendido, el por que vamos al hospital, por mamá. Era momento de ir ayudar y no preguntar.

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