El Abrazo de los Recuerdos

El Abrazo de los Recuerdos

Tatiana Marquez

01/02/2025

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De: Mamá 

Para: Hija

7 de la mañana, la caldera sonaba y yo estaba sentada en la mesa esperando a que mamá termine de hacer el mate. Me peinaba mi largo cabello tarareando una vieja canción, mientras mis ojos aun dormidos visualizaban aquel café con leche humeante recién hecho para mi, junto al pan calentito con manteca que alegraba mi paladar. 

Salir al frio de la mañana, en pleno julio, invierno latente, mis manos se encontraban entumecidas esperando llegar a ver a mis compañeros, a sentir el bullicio de la clase y la maestra dictándola. El recreo y jugar a la pelota, las charlas inocentes llenas de risas. Ese raspón en la rodilla, producto de la caída al jugar, para que cuando llegara a casa deslumbrara a papá con la historia de que no lloré cuando caí, y esperando el abrazo de mamá, orgullosa de haberme portado bien.

Eso recuerdo cuando la vida se pone ansiosa, y al cerrar los ojos, me transporto a aquellos días de julio que me transmiten plenitud, cuando no quiero olvidar que, por más que ahora soy adulta, conservo esos momentos. La vida es hermosa y consta de volver a atrás para apreciar a aquella niña feliz y creer de nuevo en mi. 

Hoy la que prepara el mate soy yo, con la presencia de mi madre guiando mis manos con su amor, y mi hija es la que admira su café con leche con una sonrisa, diciéndome «gracias mamá». Me hace recordar viejos tiempos y mis ojos se comienzan a humedecer de la nostalgia. Mi madre ya no está, pero me enseñó que con tan solo un abrazo cálido lleno de amor puede sanar la más grande herida, consolar a un hijo, calmar su dolor y hacerlo sonreír, secando sus lágrimas y tarareándole una canción para sacarlo de cualquier miedo que lo atemorice.

Al crecer comprendes que poder ver a tu hijo feliz, es la razón de tu felicidad y comprendo por qué mamá hacía todo lo posible por verme reir, porque es como una caricia al alma verte feliz. Me llena de alegría que tú también tendrás los recuerdos que alguna vez tuve yo. Amarte, hija, es mi más grande logro. Hija mía quiero que crezcas, y no olvides que, al sentirte desorientada en la vida, siempre va a existir ese café con leche de mamá… 

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