Caminaba bajo la lluvia y apenas era Junio, fue extraño ver llover en esta temporada.
El camino al colegio era largo para mis cortos pies, el paisaje boscoso, el ruido de los animales y el sonido del viento es lo que me motiva a levantarme a las 6 de la mañana. Por fin he llegado al salon, mi amigo André me espera sentado detrás de mi asiento
– Hola Amber , hoy iremos al rio a pescar al pez plata? – me pregunto con gran entusiasmo
– Si, hoy será el día que lo lograremos- conteste muy segura
Todos los días, desde que teníamos 7 años, intentábamos pescar a ese pez tan difícil de encontrar y cada vez que comía el anzuelo encontraba la forma de escapar. Ese día no apareció.
En casa, mi mamá me esperaba con un enorme vaso de leche con chocolate me ayudaba para animarme o para festejar.
Al día siguiente me desperté con una sensación distinta, no sabía cómo describirla, pero no me sentía «yo». Al ver a André como cada mañana mi reflejo en la ventana no me gustaba, me daba pena y me comporte rara ese día con él, no dejaba de mirarlo cada que podia. Su boca me parecía linda y quería besarlo, me dije;
– Es mi amigo no podría hacerlo, pero quiero hacerlo-
Camine hacia la puerta donde estaba Camilla, su mirada fue penetrante, me atrajo al instante, y me di un sape de lo confundida que ya estaba, me tome el fin de semana para pensar. Al final entendí que mi mejor amigo y la niña más nerd del salón me gustan de manera romántica. No dije nada, solo mantuve mis sentimientos por ellos en mi interior.
Han pasado los años y ahora estamos a punto de partir a Universidades distintas, André se va a Inglaterra y Camila se va a España
André y yo pasamos el último día en el rio, recordando y prometiendo que no dejaríamos de llamarnos. Dos años después nos encontramos y nos abrazamos con tanta felicidad que casi nos rompemos a la mitad, le presente a Sandra mi pareja de la que ya le había hablado. Quedamos para ir a desayunar juntos, ese día me confeso el amor que me tenía y que no ha podido olvidar, me pasó lo mismo, aunque me sentía bien con Sandra, me faltaba André.
Al final se convirtió en mi pez plata.
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