La niñez para un niño está teñida de rosa, colores que forman una sola silueta.
La curiosidad siempre le ha atraído a Gael, sobretodo su hermosa amiga de la infancia Lea.
La veía diferente, hermosa y frágil, no entendía a ciencia cierta que le gustaba de ella pero todos los días la veía en el colegio y le escribía cartas, hasta en ocasiones la visitaba.
El mejor amigo de Gael era Arturo, hermano mellizo de Lea, jugaban sin cesar en todos los recreos y también se encontraban en la catedral los 3 a orarle a un Dios que no conocían y así, empezo esta tragicomedia.
-Gael: Arturo sé que eres mi mejor amigo y te estimo mucho, no sabes las veces que he adorado estar en tu casa compartiendo y Lea es mi mejor amiguita, por favor guardame el secreto.
-Arturo: por que me dices esto Gael, siempre he sabido que estas profundamente enamorado de mi hermana y yo jamás desearía que ella se fije en otro niño, no la merecen amigo.
-Gael: Lo siento tanto Arturo, mi madre se casó y nos mudaremos para la capital del país, abandonaré este pueblo con lágrimas en los ojos y con el corazón roto. Nose sí volvamos a vernos jamás, pero si vuelvo ya seré un hombre y le pediré su mano.
-Arturo: estaré esperando ese bello día amigo, seremos como hermanos, esta vez por causa de Lea y sin compartir sangre.
Gael se mudó, siendo un niño de alrededor de 10 años a Santo Domingo, la capital de una hermosa isla y país llamada República Dominicana. se mudo en Arroyo Hondo, el lugar más céntrico y privilegiado de la capital, donde ningún delincuente podría mezclarse.
Allí mientras estudiaba en el Carol Morgan, vivio experiencias hermosas y claras, su Padrastro en realidad lo amaba, y a su querido hermanito que tenía 6 años al mudarse, ambos estuvieron en la grandeza, la opulencia y la estabilidad.
Gael creció y tenía 17 años ya, en la pubertad, su nuevo mejor amigo, lo invito a su casa una noche, el día que Gael cumpliría su promesa sin saberlo.
-Juan dime donde están las mujeres,
-Gael no te preocupes solo trae pastillas para dormir, hoy será una gran noche dice mi primo.
– Entregue las pastillas, vi las mujeres,
-Bebí un sorbo de ron, y luego vi una luz blanca…
-Mientras hombres, partes pudendas me hundían…
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