Ya soy grande y río…

Ya soy grande y río…

Piky A.

20/01/2025

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«De niña quería ser grande para volver a sonreír sin pedir permiso».

Cuando la incertidumbre del presente me perturba busco respuestas en reminiscencias del pasado. La infancia ocupa un lugar privilegiado. Ella nunca tiene dudas. Me aconseja. Me reconforta. Los recuerdos de niño no escatiman aclaraciones. No respetan tiempos. No obedecen reglas. No tienen geografía. No se dejan seducir por falsas realidades. Huelen a nostalgia. Sus olores, nos conectan con el perfume de una etapa sincera de la vida: 

«El corazón de la niñez 

late en risas o llantos 

atrapado para siempre

en el interior de los oídos…»  

                                        

Mi vida desde que «ya era grande», llevaba robándole ratos  felices al tiempo sin motivos aparentes. Uno de esos días raros la niñez golpeó mi puerta. Su llamado fue tan real que me llevó a buscarla en las vivencias de cuando era chica. Subí al altillo. Abrí el baúl de los recuerdos. Expulsados de la caja de Pandora, salieron como vómito explosivo. De entre todos tomé la foto de una niña de ojos verdes y larga cabellera dorada. Posaba desganada para la toma escolar. La miré. Me miró. Nos reconocimos. El tiempo se detuvo para describirla. Semblante taciturno. Ojos tristes. Labios rectos. Rictus amargo. Cara inexpresiva. La pluma sutil de la placa fotográfica, hizo caso omiso y se encargó de atrapar su rostro sin preguntar motivos.

Observando la imagen la sentí renacentista. Como escapada de un “retazo de tiempo olvidado”. Fue un instante de profecía e historia. Épocas marcadas de dudas se desprendían del semblante de la niña. Su destino era incierto. Nada en su expresión delataba sus sueños. Nada anunciaba la mujer que un día sería. Nada presagiaba cómo viviría el pasaje de niña a mujer ni el momento en que ocurriría…
En simultáneo con mis pensamientos, la imagen saltó del papel. Se metió en mi memoria. Me llevó de regreso al lugar. Cerré los ojos. Viajé en el tiempo. Fui la espectadora. Fui la protagonista. Me vi junto a la tumba de mi hermanito, días antes de que me tomaran la foto…días antes que mi padre nos prohibiera volver a reír…

La niña abandonó la tumba del olvido. Renació. Trajo luz a memorias extraviadas. A recuerdos distorsionados. A páginas oscuras y confusas. A culpas por desgracias de la vida. A un pasado negado de sonrisas…. 

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