«De niña quería ser grande.
Hoy, quiero volver a ser niña».
Cuando la incertidumbre del presente me perturba, busco respuestas en reminiscencias del pasado. La infancia, tiene un lugar privilegiado. Ella, nunca tiene dudas. Me aconseja. Me reconforta. Los recuerdos de niño, no escatiman en aclaraciones. No respetan tiempos. No obedecen reglas. No tienen geografía. No se dejan seducir por falsas realidades. Huelen a nostalgia. Sus olores, nos conectan con el perfume de una etapa sincera de la vida:
«El corazón de la niñez
late en risas o llantos
atrapado para siempre
en el interior de los oídos…»
Mi vida, desde que «ya soy grande», lleva robándole ratos al tiempo sin motivos aparentes. Uno de esos días raros, la niñez golpeó mi puerta. Su llamado fue tan real, que me llevó a buscarla en las vivencias de cuando era chica. Subí al altillo. Abrí el baúl de los recuerdos. Expulsados de la caja de Pandora, salieron como vómito explosivo. De entre todos, tomé la foto de una niña de ojos verdes y larga cabellera dorada. Posaba desganada para la toma escolar. La miré. Me miró. Nos reconocimos. El tiempo se detuvo para describirla. Semblante taciturno. Ojos tristes. Labios rectos. Rictus amargo. Cara inexpresiva. La pluma sutil de la placa fotográfica, hizo caso omiso y se encargó de atrapar su rostro, sin preguntar motivos.
Observando la imagen, la sentí renacentista. Como escapada de un “retazo de tiempo olvidado”. Fue un instante de profecía e historia. Épocas marcadas de dudas, se desprendían del semblante de la niña. Su destino era incierto. Nada en su expresión delataba sus sueños. Nada anunciaba la mujer que un día sería. Nada presagiaba cómo viviría el pasaje de niña a mujer ni el momento en que ocurriría…
En simultáneo con mis pensamientos, la imagen saltó. Se metió en mi memoria. Me llevó de regreso al lugar. Cerré los ojos. Viajé en el tiempo. Fui la espectadora. Fui la protagonista. Me vi junto a la tumba de mi hermanito, días antes de que me tomaran la foto…Días antes, que mi padre nos obligara a no reír…
La imagen recuperada de la niña, abandonó la tumba del olvido. Renació. Trajo luz a memorias extraviadas. A recuerdos distorsionados. A páginas confusas. A culpas por las desgracias de la vida, y un pasado cargado de silencio….
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