La Inocencia, quizá, no es un concepto, sino un lugar, subyugado en nosotros mismos por las penurias de la vida. La Inocencia cree en el amor, en la belleza y en la lealtad. Entonces llega su enemiga la Ignorancia, que le priva de saber que para creer en el amor, en la belleza y en la lealtad, debe atravesar un valle de calamidades. La inocencia es creer que las batallas de la vida tienen un propósito, aunque no sean de nuestro agrado.
La ignorancia
es ese segundo de nuestra infancia previo a probar la amargura del limón y descubrir que un desagradable sabor no se compara a un olor deleitable. Mas la inocencia es la pureza de nuestras almas que sobrevive a los desencantos de un mundo que no tiene misericordia
Poco a poco, pieza por pieza, se nos arranca la inocencia del alma sin piedad. Hasta que nos damos cuenta de que la inocencia es algo con lo que nacimos, pero que no estamos destinados a poseer por siempre. Nos damos cuenta de que tarde o temprano, esa inocencia se habrá perdido para siempre.
Es entonces cuando nos sobrecoge un sentimiento de nostalgia estremecedor, como si algo dentro de nosotros muriese, como haber perdido un gran amigo. Supongo que, por lo menos una vez en la vida, perdemos una parte de nosotros mismos. Eso es la inocencia, el estar vivo sin saberlo. La delgada línea entre un mundo de calamidades y una fantasía que dentro de su propia lógica es inmortal. La inocencia es una utopía, destinada a rebelarse contra sí misma.
Son esos segundos antes de la rebelión guiada ya sea por la Curiosidad, la Ignorancia o la Obligación, los que yo llamo Horizontes de la Inocencia.
Pero a veces, con un poco de fe, una pizca de esperanza y una gran cantidad de valentía, es posible hacer resurgir esa inocencia. Es posible, a pesar todo, vencer las penurias y encontrar un rayo de luz que nos guíe hacia la salida. Porque los Horizontes son sólo eso, horizontes que marcan un antes y un después, pero jamás un final. Porque lo que se acaba, ahí termina, pero en su lugar algo nuevo nace. Y es ahí donde los Horizontes de la Inocencia pierden su desencanto, es ahí cuando un nuevo amanecer nos trae la esperanza de nuevos horizontes por alcanzar.
F I N
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