Recuerdo cuando jugaba con mis juguetes y poco a poco fui creciendo —muriendo y aprendiendo—, donde la inocencia fue desapareciendo por los estereotipos de la vida y los eventos sociales. Tanto en lo colectivo como en lo social, uno crece y se hace a la sociedad perdiendo la inocencia de ser un niño. Recuerdo que, cuando era mucho más joven, no tenía nada de preocupaciones y solo era jugar y disfrutar de la vida. Los padres eran en esa época un referente, pero poco a poco, vemos que somos iguales que ellos sin buscar sus consejos porque creemos que lo sabemos todo.
De niño somos una cosa y de adultos otra. Avanzamos y aprendemos de lo que nos inculcan. Creo que, teniendo la edad que tengamos, nos damos cuenta de que sentimos lo mismo que cuando teníamos pocos años. Nos miramos a un espejo y nos damos cuenta de que ese niño se quedó atrás en una época feliz. Por eso, siempre se dice que, soñemos y riamos como niños. Eso es lo que cuenta. Huelga a decir que, que cuando empezamos el colegio y tal, vamos perdiendo nuestra esencia, nuestra niñez. Nos embarcan los adultos a crecer de una forma recta. Un aprendizaje igual que a los demás y mil destinos que elegir en un futuro cercano.
Nos damos cuenta de que perdemos todo —nuestra inocencia como niños quedó en el pasado— y empezó un nuevo reto. El ser mayor, el mundo laboral, bodas e hijos. Un círculo donde todo el mundo pasa y todos olvidaron cuando fuimos niños felices —sin miedo a pensar y a disfrutar del momento—. Esos tiempos en la calle jugando y esperando la voz de mama que nos llamara para volver a casa.
Tenemos tanta prisa en crecer siendo niños y, con ganas de descubrir el mundo, que acabamos en una línea de montaje durante muchos años, viendo la vida pasar. Viviendo como robots en una vida que nos inculcaron desde bien pequeños.
Por ello, cuando pasamos la etapa de ser pequeños y empezamos a entrar en la vida social, vamos perdiendo la infancia de una vida calmada de amor familiar. Como reiteré, teniendo a nuestros padres como referentes. Unos héroes.
No olvidemos que, nos inculcan la filosofía de la vida, que olvidamos nuestra esencia y, por eso, obtenemos la pérdida de la inocencia de ser niños. ¿Qué pasaría si no fuera así?
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