Hombres de mar.

Hombres de mar.

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Sayago era un pequeño barrio que tomó su nombre de la pequeña playa que lo rodeaba.

Veinte casitas  hechas de ladrillo  se desparramaban sobre las dunas húmedas y vestidas de retamas.

Cada viernes  los pescadores tiraban las redes que subían a las viejas lanchas .

_ ¡ Qué bigotudo éste bagre papá!_ dijo Tomás emocionado .

Era la primera vez que se trepaba a una lancha pesquera con pescadores de verdad.

Su padre  lo había prometido; a los nueve lo llevaría a pescar .

Cuando el hombre volvía , agotado de sinchar con las pesadas redes, la familia se llamaba al silencio.

La madre se desvivía por atender al marido , con baños con agua que los niños traían de las cañerías  que atravesaban el monte junto a la playa.

Al anochecer  el aroma a pescado frito les empujaba a la mesa .

 Éstas cosas recordaba Tomás mientras apartaba  cangrejos y  latas que se pegaban a las redes.

Cuando salieron al mar, amanecía, un sol  tímido se esforzaba por imponer su resplandor , pero algunos nubarrones rebeldes se burlaban de él girando bajo el jefe de la mañana.

El niño miraba con asombro el espectáculo sobre su cabecita inocente.

No tardó  en desatarse una fuerte tormenta que según los pescadores más viejos, hacía mucho no se veía.

La pequeña barca  tropezó con una ola inmensa hasta desprender una de las redes y arrastrarla como si fuera papel .

Desesperado,  el pequeño jaló de la red antes que el viento furioso  se la arrancara de las manos  ondeándola  como si fuera la bandera que volaba en el patio de la escuela.

Lágrimas corrían por la cara del pequeño pescador confudiéndose  con el agua  del mar, solamente pudieron salvar una de las redes .

La vieja lancha  averiada y cansada los regresó a la playa .

La madre corrió por la arena con gruesas mantas para abrigarlos que temblaban de popa a proa y arropando al pequeño  quiso consolarlo con un tazón de sopa caliente.

_ Perdimos una red mamá_ dijo ensombrecido.

_ No te angusties hijo, muchas veces sucede, el mar y las tormentas son viejos rivales. 

El padre, apoyándose sobre el marco de la puerta dijo: _ es la vida lo más importante, el mar seguirá dando sustento_.

Aquella noche el pequeño soñó con bravas tormentas y mares siniestros donde él jamás perdía la pesca y mucho menos la vida.

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