La infancia no se olvida

La infancia no se olvida.

Me pareció que fue ayer, pero la verdad, pasaron 60 años de aquel día 6 de enero de 1963, cuando mi amigo Melchor me entregó en este amanecer un tren de vapor.

Que con el traqueteo de todo el año, jugando con él, siendo yo el pequeño de la casa, no me daba cuenta que los días pasaban tan rápidos como mi ferrocarril si parada en la eterna juventud.

Esperando el Zagal infeliz la subida a ese tren, que perdió en su inocencia de aquella chiquillada de amigos imaginarios. Cuando perdió el convoy en la famosa vida, pasó por aquella estación y se le olvidó subirse a él.

Inocente chaval de aquella generación de los Baby Boomers. Apuntó estamos volver a esa inolvidable época hoy en día con un nuevo Amigo de juegos en la mesa con demencias seniles, como compañera de juego y un niño ilusorio, travieso y novelesco quien dijo llamarse:  Alzheimer. Haciendo mención aquel maestro longevo y sabio, pues que quería rodearse de niños, ya que con su inocencia construirán un Nuevo Mundo.

Han Solo