LA HIJA DEL BARRIO
Las calles tristes del barrio alegre, cubiertas de fango producto de la torrencial lluvia de la noche anterior y de la cruda realidad de su existencia. Sus casas durante el día parecían fantasmas que vestían sus paredes de pobres colores y que amenazaban con caerse a pedazos. En la noche se vestían con miles de luces y una aparente alegría estimulada por el volumen de la música que salía a raudales por puertas y ventanas y por la cantidad de licor que achicaban los sedientos clientes dando rienda suelta a sus de pronto reprimidos placeres. Allí, en cualquiera de esas calles nació una niña que no conoció a sus padres, fue abandonada en un sitio en medio de la basura que sin vergüenza arrojaban allí sus moradores. Una trabajadora sexual que por allí transitaba pudo observar el movimiento del pequeño cuerpecito, sus ojos grandes y redondos la miraban fijamente, no soltaba ni una lagrima, su existencia era una protesta formal a la vida. Su cuerpo cubierto de lodo fiel muestra de la ignominia, y como vestido un trapo desgarrado como bandera al dolor. Esta mujer en un impulso de claro sentido maternal la recoge con mucha ternura, dándole el calor que reclamaba a gritos. Los primeros años vive la niña en el oscuro rincón del cuarto que servía de vivienda y lugar de trabajo, por lo tanto, cuando llegaba algún cliente la niña debía salir a deambular por las calles enlodadas de su vetusto barrio. Con el pasar de los años la niña iba siendo muy conocida en el barrio. Las mujeres la iban adoptando por temporadas, así que nunca tuvo un hogar fijo, todas la querían, veían en ella la hija que nunca tuvieron. En una de esas cortas tertulias que ocasionalmente se sucedían en una de las esquinas del barrio, llegaron a la conclusión de que la niña debía estudiar, para lograrlo decidieron crear un fondo de ayuda y todas aportarían algo del poco dinero que ganaban. Entró a la escuelita del barrio y con mucho esfuerzo logró salir adelante, el fondo creció y lograron que estudiara medicina. La niña dedico toda su vida en adelante a servir a las mujeres que por distintas razones dedicaban su vida a ese doloroso oficio.
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