El monstruo vivía debajo de la cama

Rita, es una chica normal, como cualquiera, simpática, sociable y de buen corazón. Pero esconde un secreto de su pasado, que jamás le reveló a nadie. Ella tiene algunos trastornos obsesivos compulsivos, que pasan inadvertidos, porque son socialmente aceptados. Rita guarda en su subconsciente, una rutina que se apoderó de su tiempo. Cada vez que Rita llega a su casa de noche, lo primero que hace, es encender las luces. Porque es incapaz de cruzar el umbral si no hay al menos una luz encendida. La oscuridad la aterra. La paraliza, le trae sudores y terrores. Tampoco puede tener relaciones duraderas. Le gustan mucho los hombres, pero a su vez la intimidan. Cada vez que tiene una cita, no quiere ir. Por el contrario, si no va, después se arrepiente. Es reprimida sexual y afectivamente. Su primera relación sexual, la pudo concretar, casi a los treinta años. Luego, descubrió un gran placer en el sexo, el cual a su vez le genera un vació horrible. Se autoexige complacer a su compañero porque busca incansablemente la perfección, en todo. Le gusta provocar, pero a su vez teme. Le gusta el sexo, pero no la hace feliz. Decidió, que lo mejor era ver a una psicóloga. Luego, de muchas sesiones, se dio cuenta que su vida no mejoraba así que decidió darse el alta sola, sin embargo, algo de esas sesiones había ahondado. Una noche, donde la soledad la sobrecogía, sentada en el borde de su cama con la mirada perdida en la ventana, una imagen vino a su mente. Recordaba que cuando era niña y se iba a dormir creía que debajo de su cama vivía un monstruo que cuando se apagaban las luces saltaba a su cama y se apoderaba de ella. Se sentía como una muñeca de trapo. Inmóvil, asustada y aterrorizada. Sin poder contarle a nadie su secreto, porque el monstruo la tenía amenazada. Cuando finalmente, se convirtió en señorita el monstruo simplemente desapareció. Rita comenzó a llorar como nunca había llorado en toda su vida. Porque, se dio cuenta, que el monstruo que vivía debajo de su cama era su padre.