—Disculpe señor, desearía solicitar un permiso para colocar un anuncio que represente a nuestro mundo para que los habitantes de los demás mundos sepan cómo somos.
El señor soltó una sonora carcajada:
—Jajajajaja… Un anuncio… Jajajajaja… ¿Y dónde lo vas a colocar? Jajajaja… ¿En Wallapop? Jajajajaja…
La gente que pasaba cerca, al oírlo, se echaba a reír
—Bueno, pensaba colocarlo…
—¿En dónde? Jajajaja…
—Señor, no comprendo por qué se ríe, pero no me parece bien. Le estoy ofreciendo la oportunidad de representar a nuestro mundo como un lugar totalmente nuevo para ellos, y usted lo único que hace es reírse. No sé por qué me he molestado en preguntarle; lo voy a hacer y lo voy a colocar, así los habitantes de los otros mundos vendrán al nuestro.
El señor dejó de reírse y se quedó mirando cómo salía. Por un lado, quería pararme y ayudarme, ya que me había visto tan ilusionado; pero por otro lado sabía que era absurdo y que no podría colocarlo en ningún sitio
—Espera, te ayudaré.
—¿En serio?
—Por supuesto.
—Pues bien, manos a la obra; he tenido una idea: invitar a la gente en la calle a que escriba un anuncio que represente a nuestro mundo y el que más nos guste será el que colgaremos.
—De acuerdo.
En la calle la gente no nos hacía caso, todo el mundo tenía prisa, así que mi nuevo amigo tuvo una idea: «Invitemos a los niños, les ofreceremos caramelos si participan». Así conseguimos que algunos jóvenes y niños participaran. Hasta entonces nosotros pensábamos que había que presentar nuestro mundo como algo bonito y digno de ver. Pero los niños empezaron a traernos anuncios sobre la contaminación, lo mal que está el mundo, el cambio climático, el efecto invernadero, los incendios, los agujeros en la atmosfera… Ninguno había hecho un anuncio sobre lo que nosotros creíamos que era conveniente. Fue así como los niños demostraron al mundo y a los otros mundos que necesitamos ayuda para salvarnos a nosotros y a nuestro planeta.

OPINIONES Y COMENTARIOS