Categoría: 1ºESO
La hoja sigue en blanco; mi mundo, ¿cómo que mi mundo? A ver, qué os explico; en clase de lengua me han mandado escribir un microrrelato, el tema es “mi mundo: el mundo”; pero mi mundo es cambiante, no es un mundo fijo, cada día aprendo algo y ese algo se añade a él, cada día se crean recuerdos… para mí, mi mundo es un nuevo borrador para cada día; además lo que tengo que escribir es un microrrelato y, como la palabra dice, tiene que ser corto, y para describir mi mundo no bastan 350 palabras, ni un mes para ello. Bueno, voy a seguir, que si no no lo terminaré nunca, yo me distraigo con una mosca. El mundo, ¿el mundo?, ¿en serio?, ¡a ver, concéntrate! Cómo explico yo mi vida…, es imposible explicar con palabras lo que sucede en mi cabeza. Mi vida, así puede empezar, de ella forman parte muchas cosas, mis amigos, mi novia, mi familia, mi primer peluche, mi gata…todos ellos hacen que… ¿qué hacen?, ¿cuál es su papel en mi mundo, en mi vida? Antes de tener que escribir esto nunca me había planteado esa pregunta, y no poder responderla, ¿significa que mi vida ha perdido parte de su sentido?, no puedo acabar este microrrelato si no sé responder a eso. Ellos forman parte de mi vida y del mundo. Por lo tanto, deben de estar incluidos en esta historia, mi historia. Muchos se preguntan cómo hallé respuesta a esta pregunta; pero lo único que hice fue buscar la solución no con la cabeza, pero tampoco con el corazón, sino combinando estas dos alternativas; encontré la respuesta en mi interior y en el mundo exterior, en la naturaleza y en los demás: el mar incansable luchando sin rendirse; las hormigas trabajadoras y unidas; las personas, curiosas, aprendiendo cada día una nueva cosa y compartiéndola con otros…
Y sin darme cuenta, el microrrelato estaba escrito.
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