Categoría: tercero de primaria

Rocío tenia 10 años.

A estas alturas de la vida no te esperas que te vaya a pasar una cosa que recordaras para siempre. Pues a Rocío le paso.

Un día se encontró una puerta. Si, una puerta. Sola, en medio de la calle, sin paredes, sin marco, incluso sin pomo. Rocío, muerta de curiosidad, decidió entrar. Cuando empujo la puerta, la rodeó un remolino azul y un segundo después apareció en un lugar que estaba en guerra. La gente que vivía allí pasaba hambre, frío, dolor… Los niños iban a la guerra muy pequeños y solo se veía tristeza y odio en las calles.

Entró otra vez en el remolino y pareció en casa con sus juguetes, con su ropa, su comida… Se dijo a sí misma: «Esto es injusto. Yo tengo miles de comodidades mientras que esas personas tienen que vivir desamparadas.»

Se sentó en una silla y pensó: «Se ve que mi mundo y el mundo son muy diferentes.»

De repente Rocío despertó, resulta que había sido un sueño.

Pero ella nunca dejó de recordarlo, y cambió por completo: se comportó de mejor forma con sus compañeros, propuso campañas en su colegio, fue más respetuosa con sus padres, más amable con todos… Hizo todo lo que había en sus manos para mejorar el mundo que había a su alrededor, para hacer que el mundo se pareciera a su mundo.

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