Categoria 2ºESO

Vivimos en la Tierra, un lugar desértico lleno de conflictos y peligros, donde la guerra es infinita, donde solo unos pocos poseen riqueza y la utilizan para la guerra o en su beneficio. A esos conflictos solo hay una alternativa Marte, o eso nos hicieron creer. En 2570 consiguieron hacer habitable Marte y desde 2765 cada año se llevan a 3 personas de cada país. Esas personas suelen ser brillantes o sus familias les pueden pagar el viaje. Y cuando vuelven, cosa que no suele pasar muy a menudo, acaban siendo personas poderosas como presidentes o ministros.

Yo estuve estudiando toda mi vida para ser una de esas 3 personas, porque si no hubiera tenido que alistarme en el Éjercito al cumplir 16. En 2839 llegó el día deseado, conseguí viajar a Marte. Tenía 14 años cuando recibí la carta, ya casi había perdido toda esperanza porque suelen llevarse a gente más joven porque la población de Marte está muy envejecida. Cuando llegué era todo muy utópico: había mucho verde, el agua era abundante, todo el mundo podía usar la tecnología, la gente era muy amable, te podías dedicar a lo que querías y lo más importante de todo era que había paz. Acudía a clases por la mañana y por la tarde me iba a dormir a un apartamento que me habían prestado hasta que tuviera trabajo. Al principio era todo maravilloso, me encantaba estar allí; pero pasado el tiempo me cansé, echaba de menos la Tierra: a mi familia, mis amigos, los animales, a la variedad de gente que había, cada día era distinto… Lo echaba de menos porque era todo lo que había conocido.

Cuando terminé mis estudios y ahorré el dinero necesario empecé con el papeleo para volver a la Tierra. Cuando llegué conseguí un trabajo como ministra solo por volver de Marte. Y ahora estoy aquí, intentando que la Tierra sea un lugar mejor, donde la paz reine estés donde estés. Pero no lo puedo hacer sola. Para los cambios drásticos se necesita una gran ayuda: la vuestra.

Discurso de Miranda Martinez (2851).

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