Vengo navegando por la gran urbe, repleta de barcos que vienen y van, caminando sin caminar, cansados ya de andar, grandes ciudades que te cubren,parece no puedes respirar, y al parar, obligada por un color carmín miro sin mirar…y junto a mi aparece una figura poco común una ancianita que primero la bendicion me da, a ver si unas monedas puede lograr…una bendicion que hace tanto nadie me da. Desde que mi madre se fue con el creador, nadie mas me dijo, «te doy la bendicion» con su manita arrugada, un paño en la cabeza, sus pies descalsos y su sonrisa de ventanas abiertas, mi viejita junto a la chocolatera, me da la bendicion…a partir de entonces en el navegar del trafico diario pido yo, que mi vida haga un alto con mi viejita por Dios, breves segundos conversamos y con eso tengo yo, una moneda le doy y ella roba mi corazon. Años han pasado ya, que mi vida mi viejita encontro, ella parece la misma, pero yo no lo soy, triste iba el otro dia, por alguna situacion…verla alegro mi dia, y mas lo que me dijo ella que sonriendo me dejo…»nadie me da trabajo, por mi edad creo yo» a mi tampoco viejita eso le dije yo. Sin pensarlo me ofrecio, » vente mi niña, pide aqui como pido yo» carcajadas sonoras de dulce felicidad dimos mi hija que conmigo iba y yo. Ves mama? tu viejita la solucion te dio? pide junto a ella y da la bendicion. Pasaron los dias y Dios me escucho, le pedi trabajo y el me lo concedio, sigo pasando por la chocolatera y a veces la veo, a veces no, pero ella sera siempre mi viejita, mi viejita de la bendicion.
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