Sombras
Miro hacia el ocaso y vislumbro miles de sombras.
Sombras que no tienen a dónde ir.
Andan perdidas de un lado a otro,
sin darse apenas cuenta que el día se hizo noche,
noche oscura sin estrellas.
Me imagino su danza frenética,
sus andares turbulentos sin dirección fija
¡Me estremezco!
Me siento incapaz de acompañarlas;
son veloces como el viento,
y me encojo como un ovillo de lana en un cesto.
Yo soy la que me siento prisionera en el tiempo.
Las sombras maquinan su huida.
¡Las siento furtivas!
Lluvia, frío, escarcha, nieve y viento,
así se llaman las sombras de este glacial invierno:
Viento en mi alma,
Nieve en mi pelo,
Lluvia en mis ojos,
Escarcha en mis sienes,
Frío en mi cuerpo.
Primavera
Ayer vi llorar al cielo,
Miles de gotitas se desprendían
Desde los tejados robustos
De su alma azul.
Y la tierra agradeció sus lágrimas
Sencilla, soñadora, pero coqueta,
Se vistió de verde, y suspiró contenta:
¡hacía tanto tiempo que no jugaba con el agua!
Los surcos áridos, forrados por la hierba
Que brota aderezando el camino,
Se dejan ver bellos y revestidos
De una magia particular.
Sin duda… la tierra se ha liberado
De su dureza invernal.
África
Sigo soñando que veo a lo lejos,
Allá en el paso del desfiladero
a una camada de leones.
Extiendo mis brazos a las montañas
Para abrazarlas y sentirlas más cerca.
Entre sus riscos se almacenan
Miles de pestañas gigantes
Que me alegran la vista.
Un paisaje peculiar este, el de África.
Esos colores tan hermosos, marrones
Ocres y pistachos anaranjados.
Esa sensación de libertad que da la sabana.
El rugido que desprende la selva.
El aroma al polvo del camino que levanta
El Land Rover cuando sus ruedas se deslizan
Vigorosas sobre la tierra árida.
África tiene nombre de mujer.
África es extensa,
próspera,
grácil,
apasionada.
África crea vida y tiene vida.
África es nombre de mujer.
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