Otra vez vuelvo a evocarte en mis recuerdos
que me llevan a viajar en el tiempo de vez en cuando,
para volver a encontrarte nuevamente en el mismo sitio
donde nos vimos por última vez antes de perdernos en las
nubes de los recuerdos.
Recorro aquella plaza del barrio, que nos veía pasar cada
domingo a la media tarde, mientras el canto de los pájaros
anunciaba nuestra llegada, y las hojas revoloteaban con el viento
dejando tras nuestros pasos una alfombra de color verde claro.
Añoro tus besos, sabor a fresa que me quitaban el aliento apasionado
añoro tus caricias, que me hacían temblar como maremoto, cada vez que
recorría con mis manos temblorosas del deseo, tu turgente cuerpo de diosa
que se entregaba sin limites a la pasión que nos embriagaba a los dos.
Añoro tus abrazos, que eran como anclas que me mantenían firmes
en los momentos de tormentas que sacudieron a mi corazón y a mi alma.
añoro tus palabras de aliento, que me impulsaban a ser una mejor persona
y te preocupabas hasta el más mínimo detalle de mi persona.
Pero el tiempo y la distancia apartaron tu presencia de mi vida,
y hoy divago errante en este desierto de soledad y sufrimiento
persiguiendo falsos espejismos que no me llevan a ningún lado
mientras te sigo recordando dia tras dia.
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