Esperar… término irritante.
Esperemos… ofrecimiento vacilante.
Hay que esperar… exigua exhortación, golpecito en el hombro. Paño de una lágrima reticente.
¿Tendríamos que andar famélicos y errantes?
¿Pretenciosos y expectantes?
A veces guardianes, y a veces utopías.
¿Por qué esperar y detener lo que se aguarda sin saber?
***
Su mano conducía el nombre de su hijo no nacido.
El golpeteo de las olas enmarcaba las letras de una despedida sin tinta y sin imágen.
Arrebataron la carne de su carne, y el estruendo de su llanto no lo conoció.
No emergió su cuerpo desnudo de una perfecta oscuridad a una luz engañosa.
Sonrió.
El hijo no nacido ganó su estadía en otra parte.
***
Todavía se escucha la carcajada en algún lugar recóndito.
La burla a la torpeza humana.
Como títeres y servidumbre de su gran acto.
Los hombres se escabullen ante la estrepitosa corneta de su anuncio. Hacen corte a su engolado recorrido.
Su corona: Invisible y asquerosa
Virus, su atavío.
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