PRINCIPIO
Con la ingenua mirada de los niños;
el extraño enigma de tu sonrisa;
los juncos al moverse con la brisa;
y la picaresca de nuestros guiños,
recuerdo aquel ajustado corpiño
que ya ibas desabrochando sin prisa,
temblando por sentirte indecisa
de si yo merecía tu cariño.
Pero cuando esas manos adoradas
mi enrojecido rostro acariciaban
y yo las percibía apasionadas,
nos vi como dos seres que se ansiaban,
con nuestras defensas ya conquistadas
y con espíritus que comulgaban.
CONTINUIDAD
Sabiendo que estás, no tengo que buscar,
eres la paz que siempre llevo dentro
pues, de satisfacción pleno me encuentro
liberando la facultad de crear
todas las sutilezas de mi cantar
que, en mi existencia, ya ocupan el centro,
donde todas las ideas concentro
y que, por siempre, las voy a preservar.
Querer es mucho mejor que una pasión
que solo es delirio de un momento,
una ciega, muda y sorda obsesión,
una explosión que viaja con el viento,
mientras el dulce adorar con ilusión
conserva la armonía que yo siento.
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