Alguien
¡Alguien que nos recuerde los benditos insomnios
del amor primero, plasmado en hojas de cuaderno
repletas de cupido y corazones; alargadas pestañas
pintadas de rocío enlazando discretas el amado
nombre con el nuestro! Alguien, que mitigue el hastío
y nos envuelva en su aroma de canela y miel; que
reviva en los labios anhelantes los besos furtivos que
se hicieron a la mar en calma, retornando bravíos
a la espera salpicada de suspiros, rumor de bellas
palabras deshojadas en la piel. Amor, vuelve al nido
que tirita de frío en el invierno y se esconde de la
brisa en el otoño, vistiéndose de seda en primavera,
para despertar airoso en el verano al poder escribir
tus iniciales en la arena, aun cuando el viento en
caricia clandestina, se lo lleve presto. ¡Vuelve amor,
que ya es febrero!…
Mirada
Tarde gris de caligrafía y viento, traes a la memoria
los ojos claros que invitan a soñar en cuantas gotas
cristalinas de la mar acariciaran silenciosas la arena
dormida. Ingenuidad cristiana que embriaga cual
uvas frescas que van calando hondo en los rincones
del alba. Así, sencillamente sin tropiezos, se aferran
piadosas las manos que rezan una oración.
¿Poblados sutiles del alma que a veces nos regalan
inquietud o calma?… El mismo amor guarda
celoso una mirada en el recuerdo, pincelada de luz
que acierta a plasmar una ilusión de verano que,
ojalá, dure hasta el invierno; mas siempre un algo
indefinido nos acerca en la distancia, a proponer a la
vida el dulce riesgo.
Por si no hay un mañana
Me vestiré de versos y sonetos clandestinos donde jugar mi calma; me saciaré de silencios, de ternuras escondidas en el fondo del alma . Habré de esquivar la luna, por si me despierta al alba y no me deja soñar con ella misma, descalza . Perfumaré los recuerdos de los hijos y la estancia, de aquella que me brindara la calidez de la escarcha; al fin y al cabo, en el frío es donde renace el fuego del mismo amor que nos marca . Aplaudiré las palabras, esas que nunca llegaron porque las detuvo la distancia, aquellas que se perdieron en el filo de una almohada, las mismas que hoy reivindican la placidez de esta carta . Por si no hay un mañana, yo quiero gastar mis ansias, con coqueteos sencillos a esta misma madrugada, con música y poesía, deshojada flor temprana . Brindaré en copa fina, por el nuevo calendario de sueños que aún se atreven a dejar una estela de amor, por cualquier lugar que andan . . .
Danza de emociones
Respira el alma con brillantes reflejos de un gran sol;
desenvaina los suspiros la inquietud y dispara en
sus rayos un pedido con sabor a ruego; clama por un
arcoiris de promesas y de velos de colores que dancen
en la piel, para viajar en el tiempo, dormir en arena
blanda, inhalar la sal del mar y tocar con la mirada el
intenso azul del cielo. ¡Despertar y amar!
Detrás de mi ventana
Conteniendo el aliento bajo este desértico paisaje
que distrae a la impaciencia, que calma su sed ante
un cielo despejado que se engalana con listones de
colores dibujados con pincel de trazo fino; quieta
madrugada en este mayo que abrió la puerta a la
templanza. El viento enamora entonces a los árboles
callados, que en suspiro de recuerdos, arriman a sus
hojas el silbido musical que los enlaza a la cintura
del tiempo.
Vida, verano, viento…
Trilogía perfecta que rescata la emoción del primer
cielo azul que despliega virtuosamente sus alas;
verano que motiva a tocar las campanas del espíritu
dormido por el frío del invierno que reprimió sus
ansias. Viento sutil que roza la cara del sentimiento,
de aquel que dejó caer en vértigo sus pasiones
secretas, que convidan a la mesa del placer o del
olvido… Flores que aguardaban inocentes, serenas, la
llegada de la caricia temprana que tocará sus pétalos
semejando el abrazo del amante discreto. Piel y
unción de sensaciones diferentes, pues ahí, frente a la
puerta, nos espera ¡la vida, el verano y el viento!
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