*** La casa vacía ***
Esa mosca, negra y solitaria,
sigue ahí,
sobre la pared, infinita y blanca,
de esta casa
de ventanas siempre abiertas
y cortinas leves, transparentes,
espectros vaporosos cautivos
que no dejan en vano de volar,
pensando acaso que están vivos.
Esa mosca quieta,
aletargada, perpétua,
anclada en un mar de pena, o quizá de olvido.
Esa mosca que miro y miro…
¡Se parece tanto a mí!
A veces,
si la mañana llega fresca,
trae tu nombre prendido en la brisa
y en el aire
desfila un séquito de mariposas,
las que liberaba siempre
la eclosión súbita de tu risa.
Todo se desvanece luego,
evaporándose en la calurosa atmósfera
del día implacable,
como si de un encantamiento se tratara…
Y vuelve mi cabeza reclinada
a ocupar su lugar sobre el sofá
de lino amable.
Avanza el día.
La mosca… imperturbable.
Tal vez está muerta
pero se sueña viva todavía…
Un fantasma más,
un triste fantasma
en la soledad profunda de esta casa vacía.
*** Sebastián el extremeño***
Tiene el corazón hecho de mar lejano,
de tierra adentro.
Sebastián, el de los campos extremos,
los de más allá del Duero.
Sebastián, el de la mirada libre,
como miran las águilas
que anidan en el Calvitero.
¡Sebastián, Sebastián el extremeño!
Que emigró un día a tierras de Castilla.
Por sus ojos asoman montes,
y se pierden valles,
y corren cursos de aguas ilustres
… ¡todavía!
A Sebastián le florece
el alma en primavera
como florecen los cerezos
del valle del Jerte
y alberga en la voz un deje
de trino de abejaruco, o de mirlo,
parece.
¡Sebastián, Sebastián el extremeño!
Que emigró un día a tierras de Castilla.
Pero cuando escucha el silencio
dice que oye la voz de los enebros
… ¡todavía!
A Sebastián aún le crece
el pasto bajo los pies,
y ve rebaños de ovejas,
y ve cerdos bajo el encinar…
y es que Sebastián tiene las manos abiertas:
En una lleva el monte,
en la otra la dehesa.
Sebastián, que emigró un día a tierras de Castilla.
¡Sebastián el extremeño!
… ¡Todavía!
*** El gato bigotudo ***
El gato bigotudo
tiene un rabo largo,
largo y peludo.
Le gusta dormir mucho
echado en su rincón,
pero a veces se levanta
para dar caza a algún ratón.
Un día, de tanto darle
vueltas a la mesa,
con su rabo se enredó
el gato bigotudo,
cuando intentaba atrapar a su presa.
Desde entonces ya no corre,
¡pobre gato bigotudo!,
le da mucha vergüenza
que se le ha quedado un nudo
en su rabo largo,
largo y peludo.
*** Sueño del otoño ***
Una lámina de óxido
envuelve ya los contornos.
Amarillos y naranjas,
marroncitos y dorados
juegan juntos, combinados,
y le regalan al bosque
un abriguito gastado,
a punto de desgarrarse.
En el airecillo flota
un perfil de bruma roja,
son miles de duendes rubios
acariciando la fronda.
_¡Duerme olmo!, ¡Duerme sauce!
Con sus vocecillas foscas
sumergen al bosque entero
en un sueño de panochas
y de perezosas tardes.
Las hojitas ya se caen,
ya se han dormido los árboles.
Y en el alba cristalina
flotan flores invernales.
*** Risa del verano ***
Ríe el sol desde temprano
sentadito en una silla.
Ríe mucho, ríe ufano;
cuanto más ríe, más brilla…
(Se sabe el rey del verano)
No se achican las cigarras
por mucho calor que haga
y frotando sus patitas
tocan fuerte la guitarra.
Y los grillos, qué me dices,
en las noches calurosas
cantan todos por narices.
Las ranitas en sus charcas
se unen también a la orquesta
croando desde nenúfares
y saltando al agua fresca.
Las avispas por sedientas
rabian mucho y echan chispas;
si con alguna te encuentras,
vete corriendo o te pica.
Los higos se ponen negros,
los ciruelitos morados,
las peritas amarillas
y los melones aguados.
Mientras tanto el sol se ríe
sentadito en una silla.
Desde lo alto del cielo
cuanto más ríe, más brilla.
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