Postal desde el agua
Somos agua
y no somos pez,
somos sal
que debe plantar los pies
en el aire
para poder volar
y no somos pájaro,
tanto milagro
para al final poder rezar:
Somos lágrima
que vuela a fundirse
con el mar.
Postal desde la Prehistoria (un lugar muy lejano)
Y en tiempo remoto
todos fuimos habitantes
de un fabuloso y quimérico lugar
blanco huevo de dinosaurio
negro sombrero de sombra
todo recuerdo encierra un mundo extinguido
donde todo era posible,
y de éste yo era su intrépido rey
de ojos limpios solo moteados
de sueños por incumplir.
Postal desde lo alto de la arena
Cuando pisábamos el tiempo
felices y despreocupados
y el zumo de la vida desbordaba
nuestros límites.
Qué hicimos de toda aquella arena
que ahora ha desaparecido bajo nuestros pies:
Quizás, ¿un desierto sin esperanza?
Postal desde un paisaje
autobiográfico
Una misma raíz.
Dos mitades.
En una crece
todo lo que soy.
En la otra,
todo lo que querría ser.
Cuando se parecen
habito ese instante
en el que los árboles
son casi felices.
Postal desde la sombra
Un charco de luz
va desnudando a la sombra
por los pies.
Unas palomas nadan en su interior
Y mi mirada
siempre perdida
pescando
en busca
de lo inefable.
Cada par de ojos
encuentra su todo
donde no hay nada.
Cada viajero
encuentra sus respuestas
donde menos lo espera.
Unto en esa luz mi mirada
y veo respirar la felicidad.
Postal desde el porvenir
Se levanta el telón del verano
en mi memoria.
En cada mirada
hay siempre una promesa
del porvenir:
Mariposas de metal anudan nubes
con finos hilos.
Soñaron como larvas
antes de poder volar
antes incluso de sospechar
que tendrían alas.
Improvisados y sorprendidos espectadores
siguen el vuelo de los insectos.
Quizá ellos también
pasasen ya esa fase embrionaria
o sean ahora mismo
crisálidas
envueltas en su quietud,
quizá todavía tengan dentro del cuerpo
sus alas,
quizá con el tiempo
sean ángeles,
ángeles gordos,
y ahora solo estén mirando
con nostalgia
hacia el futuro.
Postal desde un poema
Tuve que venir hasta aquí
para comprender que uno siempre es
de donde soñó sus sueños
no los busques más allá de ti
ni a los piratas
o los perderás para siempre.
Postal del horizonte
La vida es una gruesa línea recta
y negra;
sobre ella, como en un escenario:
Nube sobre azul
azul sobre silencio
silencio sobre figuras
y tras ellas
humo
el que un día seremos.
Guarda un poco de ese color
que ya se va destiñendo
y de esos pasos compartidos
que ya suenan a silencio.
Postal desde un beso
En cada rincón de una ciudad
la ola de un beso acecha
y no se cansa de regresar
a la misma boca.
Hoy necesito bañarme en esa luz antigua,
sentirme ola
y encontrar unos labios
donde estrellarme.
Postal desde la desmemoria
La vida de las sombras
se revuelca con la mentira
para alumbrar un deseo
Cómo deberíamos llamarla,
me refiero a esa memoria vaga
que tenemos de las cosas
nunca sucedidas,
nostalgia de lo no vivido.
Hay imágenes que tienen ese don,
el de despertar,
cómo deberíamos nombrarla,
sentimientos sin pasado, ni futuro.
Tu nombre, aun sin pronunciarse,
aun sin existir,
envenena mi mirada.
Ya no sé si un día fuiste,
pero añoro tus besos,
bendita memoria desmemoriada.
Postal desde la pequeñez
A una cierta distancia
nos parecemos demasiado
a la inmensa pequeñez de las estrellas
pero sin luz ni brillo
asolados por nubes de hormigón.
Si me fijo más solo veo
hormigas
vulnerables, solitarias, erráticas.
Y entonces puedo temblar
de vida.
Postal desde el confinamiento
Lo imposible deja de serlo
en el mismo instante de suceder.
Y ahí estábamos
sin mar
como peces encerrados
bajo una campana de cristal.
Afuera no se puede respirar
y dentro no se puede vivir.
Atrapados
conscientes
de la fragilidad
de los sueños.
Cercenados del mundo
por la guillotina del miedo.
Postal desde una señal (el Fin)
Si pudiese ir borrando huellas sobre la nieve,
desandar la mirada
antes de que se marchiten
las flores que hay en mis ojos.
Todo se acaba.
Las señales aparecen
tras cualquier esquina.
Son frontera sin retorno.
Disfrazado toscamente de diablo
no ha parado de trabajar
quitándonos la arena
bajo nuestros pies.
Me acordaré entonces
de estas postales
que parecen estar hechas
con la sangre desteñida
del Tiempo,
de ahí esa suciedad de azogue
que se queda en la mirada.
Las veré por última vez
para guardar en los ojos
como un pájaro,
el amargo color de lo distante.
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