Esta historia no me la contaron, yo mismo lo presencie y no tiene nada sobre natural, no es una historia fantástica pero es una historia que te llega al corazón, que te da fe en la humanidad y que demuestra que no todos los niños son iguales.
El dinero es muy importante para los adultos, nos ayuda con las cuentas de la luz, del agua, nos da de comer y demás pero muchos no consideran que significa para los niños, por que si, hasta para los niños es importante.
Porque una simple moneda les da un helado, un dulce o unos minutos en esos juegos mecánicos para niños que no hacen más que moverse de adelante hacia atrás, ¿pero qué niño sonríe por dársela a otros?
Son pocos los niños que ayudan a otras personas, que te sonríen cuando vas por la calle, lastimosamente cosas que eran comunes antes ahora han dejado de serlo y se han vuelto tan difíciles de encontrar como una aguja en un pajar.
Ese día subí al transporte como si nada, luego caminé por la calle aguantando el calor rumbo al súper mercado, iba a comprar las cosas que me hacían falta en casa, llevaba el dinero a las justas, ya que no me gusta gastar de más el dinero que luego podría necesitar, entonces vi a esta joven mujer con su pequeño y su pareja, el niño vio un tipo de camión y le dijo «Mamá subí» al escuchar la respuesta negativa pues la madre parecía no tener cambio creí que haría un berrinche para subirse pues es muy común que los niños de esa edad (se veía como de dos o tres años) hagan berrinches hasta obtener lo que quieren por eso me sorprendió ver que el niño tan pronto como vio a un señor mayor en silla de ruedas y tras recibir la moneda que su madre había encontrado en su bolso (parecía de esas monedas caídas que uno encuentra tras revisar entre los cojines del sofá) comenzó a correr emocionado, al principio pensé que conocía al señor pero me di cuenta de que no era así, pude apreciar la sonrisa más hermosa del mundo, la sonrisa de un niño satisfecho por ayudar a otra persona, siempre me preguntaré ¿qué sintió al dársela?, ¿por qué eso lo hizo tan feliz?
Realmente no entendía porque esa pequeña acción lo tenía con una sonrisa en su rostro, en un segundo me pregunté varias veces ¿qué clase de niño era ese?, no subir a su juego y darle SU moneda, una moneda que la madre buscó por todo su bolso para dársela, se la dio a otro con una sonrisa, era realmente increíble,
Fui afortunado de poder ver la escena, me conmovió tanto ver la escena que decidí hacer feliz a tres personas, le di una moneda al señor que espero lo haya hecho feliz pues nosotros no sabemos si son utilizados para recaudar dinero o si, siquiera tienen a alguien que les de un lugar para dormir, dos al pequeño niño que me regalo esperanza, la esperanza de que no todos son egoístas, de que todavía puede haber personas que ayuden a otros y se sientan felices por eso.
Hable con la madre y le pregunté si podía regalarle una moneda para que el niño subiera al juego, ella me miró sorprendida y sin preguntar acepto mi moneda diciendo un simple «gracias», con eso alegre a la tercera persona, es decir a mí, el niño con una simple moneda hizo feliz a tres personas al igual que yo, al señor, a mí por dejarme apreciar la historia que hoy vengo a compartir y a él mismo, él sabía que al darle la moneda al señor podía quedarse o tendría que esperar por esos pequeños minutos de diversión que pasa en ese juego, pero aun así lo hizo con alegría.
No me quedé a ver como se divertía pues no quise incomodar a la madre además ya no tenía nada que hacer ahí y debía realizar la tarea por la que había ido en primer lugar, pero a pesar de no estar presente mientras me alejaba puede escuchar su risa llena de emoción, su pequeña sonrisa de alegría sincera puedo alegrar mi día. Con poco dinero menos que con el que llegué y una sonrisa en mi rostro compré lo que necesitaba y luego a pesar de que había llevado efectivo para un taxi tome transporte pues ya no me alcanzaba. Una simple moneda puede hacerte ir a pie o que no te alcance para algo pero así mismo una simple moneda puede alegrar a más de una persona.
Siempre esperaré poder apreciar lo que una moneda puede causar o mejor aún comencemos a regalar sonrisas y los «por favor y gracias» para ver si alegramos el día de alguien.
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