Dios con Venezuela,
ha hecho un milagro,
que muchos de sus hijos
estén por todos lados.
Llegará el día,
yo lo veo claro,
que el terruño llame
a todos sus amados.
Entonces seremos,
lo que siempre fuimos,
la tierra que mana
riqueza y cariño.
Extracto del diario personal de Manuel Guzmán.
15/04/1955
Cuenta la leyenda que doña Romualda regentó una pulpería por muchos años en este lugar, y era tan popular y buena gente, que la municipalidad dio su nombre oficialmente a esta esquina hace unos años. Me hubiera gustado conocerla. Este es mi sitio favorito en toda Caracas. Tomaré la costumbre de escribir en mi diario aquí, junto a la doña.
14/04/1957
Hace apenas un mes que me entregaron mi título de abogado y ya tengo trabajo en un bufete ubicado en todo el centro de la cuidad. ¡Tanta alegría no cabe en mi pecho!
23/01/1958
Hoy no pude entrar a mi trabajo, oficina cerrada, me dicen que hay disturbios en la ciudad. Un golpe de estado o algo así. Nunca me ha gustado involucrarme en política, prefiero venir aquí y hacerle compañía a doña Romualda, jajaja.
12/03/62
Hoy cumplo veintisiete años. Ayer he comprado mi primer carro, cero kilómetros “Ford Falcon” una verdadera belleza sobre ruedas. Lo he estrenado con mi novia y le ha encantado. ─¿Doña, no le he contado? sí, tengo novia, se llama Beatriz, pero en su familia le dicen Bea, muy extraño, ya lo sé. Pero es que es española, ha llegado el año pasado a vivir aquí, Venezuela se está llenando de extranjeros, los veo por todos lados, es grandioso. ¡Aquí cabemos todos!
25/06/64
─Solo para saludarla doña, y darle la gran noticia, hace cinco días me casé, sí, con Bea, la amo y sé que vamos a pasar toda la vida juntos.
21/07/69
¡Hoy de verdad estoy emocionado!
¡Hemos llegado a la luna!
Estoy plenamente seguro de que en veinte años estaremos en Marte. Y en el año 2000 compraré boletos para vacacionar en la órbita de Júpiter.
15/06/71
Cada vez estoy más descuidado, Dios perdone mi falta de constancia.
─Doña Romualda, tengo grandes noticias, hace tres días nacieron mis hijos, sí, Manuel y Tomás. Saludables y robustos, muy parecidos a mi hermosa Bea.
24/10/75
─Mi querida doña, tiempo sin venir aquí a relajarme. He abandonado totalmente mi diario. Es que he estado muy ocupado. ¿sabe? Me han hecho socio de la firma y no hago otra cosa si no trabajar. Espero que ya termine este año para tomar unas buenas vacaciones con mi esposa y los morochos. Pienso llevarlos a Europa, es una sorpresa ya veremos.
13/10/79
Estoy decidido a retomar mi costumbre de venir aquí a diario. Aunque es un poco incómodo, ya que mucho de mis empleados me miran extrañados. En realidad, no me importa. Disfruto enormemente hacerle compañía a la doña.
25/02/83
Hoy puedo decir que he sido exitoso en la vida. Tengo una familia hermosa y estoy más que estable económicamente. No sé si esto sea la felicidad, pero si no lo es. Se le parece mucho.
10/09/1989
¡Ayer ha caído el muro de Berlín!
El mundo está cambiando, una época de libertad y prosperidad sin precedentes se asoma a la vuelta de la esquina para toda la humanidad.
Tendré que acostumbrarme al nombre “Alemania” que ya es una sola, la república federal es cosa del pasado. Sigue China y la Unión Soviética. Estoy seguro.
05/02/1992
Ayer hubo en Caracas un intento de golpe de estado. Como siempre no suelo meterme con temas políticos pero que este evento sirva como una advertencia a la corrupción imperante. Y yo a punto de retirarme, ¡Qué horror!
03/10/1995
Época de crisis económica. Afortunadamente tengo el suficiente patrimonio como para no verme afectado. Mi esposa está muy nerviosa. Teme por el futuro de los muchachos. No dejaré que nada les suceda.
02/01/2000
─Querida doña, el mundo no ha volado en mil pedazos como creían algunos. Tampoco colapsó el sistema financiero. Feliz de estar vivo y seguir aquí, en mi esquina favorita de toda la ciudad.
24/12/2018
No puedo creer que ya soy un anciano, paso ya los ochenta años. Vivo muy triste desde que mi Bea nos abandonó. Y los muchachos hace tiempo que viven en España. Estoy solo y cada vez más débil. Mi pensión de vejez no me alcanza ni para comer. Sinceramente este no era el fin que yo deseaba. Hace años que no escribía en mi diario, porque había olvidado donde lo guardé, mi memoria no es la de antes.
─Aunque me duelen mucho las piernas, siempre hago el esfuerzo para llegar aquí, me siento como en casa. Usted doña Romualda, es la única que nunca me abandona. Y por eso le doy las gracias.
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