Recuerdo que mi padre siempre tenía la intención de hablarnos de ella, pero nunca lo dejábamos terminar. Nos decía su nombre y moríamos de risa. ¡La tía Olalla!- decía. Se me vienen a la cabeza varias escenas de las cuales ni una sola supe quién y de donde venía la tía Olalla, tan mencionada por mi padre. Hace aproximadamente dos años comencé a estudiar acerca de mis padres, abuelos y familia. Encontré similitudes y por supuesto las coincidencias que ahora llaman casualidades de la vida. No era para nada extraño haber obtenido un crédito infonavit posterior a la muerte de mi padre y que el fraccionamiento donde estaba se llamará: “Fraccionamiento Olalla”. Claro en ese momento yo no entendía nada acerca de estas cosas llamada implicaciones en la teoría sistémico de Constelaciones Familiares;las cuales me sirvieron para descubrir cada cosa que pienso contar en este texto.
Dice mi tía Rosi que la tía Olalla se volvió loca por un amor y que además estaba sola, que no se casó, aunque hasta este momento no he descubierto nada sobre ella. Se que es prima de mi abuela Catalina “Abuelita Catita” le decía yo.
Esta historia contiene avances, así que en esta parte aun se muy poco de mi familia paterna;la cual he estado distanciada desde que falleció mi padre;aun así recuerdo que mi padre no era muy apegado a ellos, parece que mi abuela Maria de Jesús “Abuelita Chuy” le decía; lo trato siempre como su hijo. Muy atenta y bueno era obvio que el árbol genealógico de mi madre lo hubiera absorbido y jalado. Con tanta fuerza materna en la familia el árbol genealógico paterno se hizo pequeño. Incluso recuerdo más momentos con la familia de mi madre. Hasta la fecha vivo en la casa que pertenece a los abuelos maternos desde hace mucho, mucho tiempo. Hoy que estoy escribiendo me siento como en un lugar del cual no puedo salir. Y es un hecho que he trabajado para darme cuenta de estos eventos los cuales conforme escribió, hablo, narró, vivo, etcétera me doy cuenta de la vida tan revuelta que resulta ser. Lo importante que es la historia; la historia en general; tanto de los lugares donde vives o has estado, como la historia que se va formando por momentos alrededor de las demás personas y así vez la suma de sus historias entrelazadas con un va y ven de desórdenes sencillos que al azar o algunos tan exactos su vuelven implicaciones que dan sabor a los casos de la vida real.
Seria sencillo habernos dado cuenta en mi familia que aveces “calladitos nos vemos más bonitos” y es que, ¿qué tanto nos costaba dejar hablar a mi padre para que nos contará de la tía Olalla? De verdad el silencio es una fortaleza.
Debo contar que practique el silencio durante un tiempo. Al principio me costaba mucho trabajo quedarme callada porque como ya mencione, acá de la parte materna nos gusta mucho “el chisme”, hablar y hablar.
Conforme paso el tiempo logre guardar silencio un poco más y con mucho esfuerzo aprendí aquello de la resistencia. Resistir el contar algo que necesitaba guardar como tesoro, ser más discreta en mis cosas pero a la vez más transparente y sincera. De verdad que si a mi me hubiesen dicho que el silencio era el elemento clave para poder pensar con más claridad, lo habría usado casi de inmediato.
La tía Olalla ha sido la clave perfecta para comenzar a evaluar mi desequilibrio en el amor y aquello que aprendí a llamar “abrazar mi solteria”. Sin duda en este tiempo ya no eres tan juzgada por estar soltera, aunque si recibes dos que tres comentarios de “¿y tu para cuando?”; y lo malo es que ni novio tengo, jajaja.
Las similitudes con la tía Olalla son varias, porque siendo honesta yo también lloré y berrie por amor, incluso quise que me pasara algo como para que el novio en turno se arrepintiera por lo sucedido o porque no me quería o ¿qué se yo? Y ahora me da risa pero ¿a cuántos berrinches les he hecho a los hombres? Y el que en este momento ya no haga berrinche no significa que no les deba varios a mis hombres. Lo cual no me hace inmune a que me castiguen con sus berrinches o malos tratos. Pero aún así sigo diciendo que el aprendizaje es continuó y sin duda hay partes de mi vida que me he sentido pérdida o simplemente no amada por aquellos hombres, incluso recuerdo haberme sentido bajo el embrujo o en una maldición en donde no soy atractiva para nadie. Con el paso del tiempo me di cuenta de que ese sentimiento no es propiamente mio, mio; sino que pertenece a alguna mujer en mi familia, la cual paso por situaciones difíciles o confusas en las relaciones de pareja.
Me queda claro que la solteria también es una elección y en mi familia se me dio el permiso de elegir diferente. Actualmente realizó cosas que amo y sin duda casada o con hijos no las habría logrado. Abrazo nuestra solteria y la locura de mis mujeres, las mujeres de mi familia y a las que pertenezco, respetando a mis hombres, aquellos con los que busco un complemento y análisis de mi familia, del sentido de vida. ¡Gracias a los mios! ¡Gracias a la tía Olalla!.
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