Tal como lo recuerdo todo era alegría, amor, unión, en otras palabras mi primera familia … Eramos los tres, papa, mama y yo, para ese entonces mi vida estaba completa, cada mañana mama se acercaba a despertarme y alistarme, mientras tanto papa estaba en la cocina preparando el desayuno; ya la mesa lista, yo trataba de que mama terminara para ya salir. Ambos me llevaban a la escuela, para ese tiempo debo aceptar que no teníamos mucho dinero pero saben, eso no importaba porque tenerlos a ellos me bastaba; era la niña mas feliz cuando ellos me tomaban de la mano e íbamos caminando a la escuela porque quedaba a unas 10 cuadras aproximadamente, esa era nuestra rutina, nuestra querida y alegre rutina, cada día riéndonos, jugando mientras nos dirigíamos a la escuela y bueno en la salida era igual, aunque en este caso solían demorarse para recogerme pero un día se demoraron tanto que decidí ir a casa sola, lo pensé bien y la verdad me daba un poco de temor sin embargo cuando me di cuenta aun estaba un compañero de mi grado, me acerqué y le pedí como por favor que me acompañara, el no quería porque ya tenia que ir a su casa, aun así yo le decía que por favor fuera un buen amigo y me acompañara, entonces comenzamos el rumbo hacia mi casa, estaba un poco asustada pero al estar acompañada me tranquilizaba, cuando llegamos a casa, mis papas no habían llegado aun, en ese momento me preocupe porque ya imaginaba a mama, lo agobiada que estaría al no encontrarme en la escuela esperándolos, entonces fui en busca de mi abuelita que vivía al lado, le conté lo sucedido, estuvimos sentadas esperando a que mis papas llegaran, cuando de repente escucho a mi mama llorando, estaba desesperada pero al momento de verme corrió para abrazarme y mi papa tras ella, ambos tenían el rostro pálido, al parecer pensaron lo peor. Me encantaba que llegara el domingo, podía dormir un poco mas pero al despertar estaban mis papas esperando a prepararme lo que me gustaba que eran las papas fritas, un desayuno perfecto para mi en ese tiempo, aun mejor era cuando llegaba la hora del almuerzo, salia de la cocina un aroma inigualable, limón cortado, pescado en trozos, todo una combinación de sabores agradables, apetecibles, papa estaba preparando cebiche, pero eso si, el solía separar lo picante y sin picante para su princesa, el era mi rey y mi mama mi reina, una de las pocas navidades que pasamos que fue en nuestra pequeña pero adorable casita, solo los tres con un panetòn y chocolate, cielos, cuan emocionada estaba al abrir el único regalo que era para mi, rompí el papel y me di con la sorpresa de que era una muñeca pimpoya, fue mi tesoro mas preciado, hubiera pasado una y mil veces mas ese momento con tal de estar con papa y mama. No querían decirme nada, solo veía a mi abuelita (mama de mi mama) llorar, la notaba preocupada pero triste, muy triste, escuchaba bulla y no entendí porque seguía en casa de mis abuelos por parte de mi mama, se que me quede dormida pero al despertar ya era hora de que mi papa nos recogiera para estar juntos en casa, sin embargo no era así, mi abuelito no estaba, mis tíos tampoco, hasta que al salir al patio veo algunas de mis cosas, pero ¿por que estaban mis cosas ahí?, fui a preguntar a mi abuelita pero no fue la respuesta que alguna vez imagine: hijita tienes que estar tranquila y saber que tus papas te aman y siempre te amaran solo que ahora están pasando por algunos problemas y decidieron separarse … tenia 7 años, mis días no eran lo mismo, mis domingos ya no eran mis domingos, el tiempo seguía su curso y yo solo quería volver a casa, cada noche cuando veía las estrellas le pedía a Dios que mis papas regresaran, le pedía a mi familia de vuelta, pero jamas pasò, jamas sucedió y yo solo me resigne, me resigne al hecho de que ahora estaba con ellos. Vivir con ellos tantos años que quererlos como tíos o abuelos no puedo, al crecer con ellos los vi como papas, los vi como hermanos, mi mama seguía trabajando para sacarme adelante, mi papa simplemente llego a ausentarse día tras día, mes tras mes, año tras año mientras que yo iba creciendo al paso del tiempo y a la par dejando de ser la niña que fui, siempre culpaba a mi mama por lo sucedido, siempre pensé que ella era la responsable de todo, pero al final entendí que fui feliz, pero si ya no había amor, respeto, comprensión y lealtad para que forzar. Mis abuelitos engrièndome, mis tíos enseñándome y mi mama convirtiéndose en mi mejor amiga, en mi cómplice, mi apoyo, mi mundo … Ahora eramos las dos, nos teníamos una a la otra hasta que apareció alguien mas, pasaron 6 años mas o menos, él quería que lo aceptara como parte de nuestra familia; durante las salidas que se daban èl me compraba dulces, íbamos a los juegos pero aún así yo lo veía como un amigo más. Recuerdo bien ese día, era un sábado en la noche, habíamos decidido ir al centro comercial, de repente me doy cuenta que había avanzado mucho así que para asegurarme de que estaban atrás no podía creer lo que estaba viendo, ¿fue un beso?, un beso entre mama y otro hombre, sin pensar en nada mas solo corrí y corrí hasta llegar a la iglesia, me sentía traicionada, me sentía decepcionada. Quise que el se alejara, pero no importo lo mal que lo trataba porque su amor fue mas fuerte que nada, él se esforzó dando todo de si para que todos lo aceptáramos, en ningún momento se rindió porque se dio cuenta que como tanto amaba a mama llegó a amar a su hija.

R,M,L,G

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