Estoy en un lugar obscuro, no puedo ver nada. Comienzo a caminar sin rumbo, esperando encontrar a alguien, una luz empieza a brillar a lo lejos, corro hacia ella pero el camino parece eterno y cuando por fin estoy a punto de llegar una figura alta y delgada se me acerca extendiendo su mano hacia mi diciendo «Aún no», por alguna razón me siento en paz, tomo su mano helada y me lleva de regreso, volteo hacia la luz que cada vez se hace más pequeña.
Abro los ojos, no era mas que una pesadilla…
III El viaje que aún no he hecho
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