El Sena y luces, muchas luces. Acercándose, la otoñal y melancólica niebla de París, como ella, porque Isabelle ya era solo niebla. Imagina que le ve venir . Nerviosa repasa su labial, bebe un sorbo de vino, enciende un cigarrillo. Las estrellas palpitan a lo lejos al ritmo de su corazón . “Non, rien de rien, non, je ne regrette rien…” Sus ojos se humedecen y un nudo en la garganta le ahoga “Non, rien…” El invierno llega, ella solo sueña con aquel que no conoció y un lugar al que nunca viajó.

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