El olor a alquitrán de un gran buque de vapor. El silbido de un tren a punto de partir. Elefantes majestuosos, avestruces veloces. Ciudades remotas y caóticas. El murmullo de sus gentes en lenguas desconocidas, los colores vibrantes de sus ropas, las fascinantes arrugas de sus pieles. Un modesto y preciso caballero británico y su ayudante francés. ¿Y sus nombres? Al Maestro Jules se le dibuja una sonrisa. Fogg, Phileas Fogg y Passepartout. Pluma en mano empieza a escribir…
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