Amorgos
Las agitadas olas rompían contra el casco del Perseo, su carcoma dejaba entrever el reflejo de lo que perdura. Aquellos hombres estaban librando una dura batalla. Amorgos la isla estéril del Egeo apareció ante ellos.
Sin fuerzas se dejaron abrazar por Neptuno, las palabras del lugareño inundaban sus mentes “De quien murió, no nos preocuparíamos más de un día”. Algunos resucitaron para abrazar la vida.
Cerré mi cuaderno. Amorgos me espera.
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