Los padres somos los arquitectos de los primeros recuerdos de nuestros hijos. Por eso, quiero hacer de sus veranos, lugares donde los sueños se hagan realidad. No me refiero a los sueños de Disneyland, sino a los que suponen andar en bicicleta y en libertad por los campos de nuestros pueblos o contar por la noche historias que enseñan a superar la adversidad, porque eso les ayudará a convertirse en soberanos de su propio reino o mirar sin prisa las estrellas y nadar en ríos llenos de peces…
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