Yo quiero conocer Úbeda y oler las lentejas que nunca he probado. Conocer la Iglesia de San Lorenzo.
Reorrer las calles agrietadas, la plaza de Santa María y ser esa incógnita que de noche pasea recordando un pueblo que no es el suyo.
Me gustaría ir a mi pueblo y encontrar un camino que recorrer que tenga olor a infancia, a comida de mi madre y a malteada de vainilla.
Iré a Úbeda con los sentidos abiertos y prometo traer tierra fértil y sembrar una siempreviva que me recuerde Reynosa.
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