El mundo nos presenta los lugares para viajar, pero no nos garantiza los recursos para conocerlo, unos tantos son los que se atreven a dejarlo todo para ser peregrinos, y otra minoría de la oligarquía tienen la posibilidad de conocer el mundo. No busco generar al lector impotencia por los sueños que la globalización impide realizar, porque aún vivimos en un mundo donde quedarse en un solo lugar es perder el tiempo y donde lo último que se pierde es la esperanza, así que todavia hay esperanza…



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