Escuchar el grito de: ¡Ignición!
Sentir la tremenda aceleración de despegue.
Contemplar, lejana, bonita y apacible, la Tierra flotando en la negrura.
Rodear, despacio, la Luna, blanca y misteriosa.
Ver la Vía Láctea y sus millones de estrellas.
Salir de la nave y pasear como un buceador en un océano infinito.
Contemplar la Tierra agrandándose.
Sentir las sacudidas de la atmósfera.
Notar el exterior incandescente.
Ver acercarse el océano.
Notar el tirón del paracaídas.
Sentir el chapuzón final.
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