Encontré aquel diario en el viejo desván de la casa de los abuelos, me conmovió su lectura. Conversando con papá me confesó su sueño y surgió la idea de conocer el pueblo del abuelo.
¡Cuántos planes! Estaba emocionada. Junio, un mes ideal para visitar Italia. Imaginábamos el itinerario, llegando a Pontelandolfo, recorriendo las calles, descubriendo sus aromas, su gente, disfrutando sabores.
Cuando sucedió lo inesperado, desgarró en trocitos la ilusión del viaje,
y solo quedó un sueño de papel.
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