Como cada noche, soñaré con lugares recónditos y salvajes que me aguardan con sus peculiaridades para mí, aún, desconocidas. Obligaciones y contratiempos han postergado este anhelo tan profundo en mi corazón. Trabas a mis deseos que hacían posponerlos o subestimarlos, por no creerme con más derecho que los demás a cumplirlos. Sé que siempre digo lo mismo, pero hoy he decidido que ni mi edad, ni mi salud, ni mis responsabilidades ilusorias, impedirán que pueda viajar al continente africano.
III El viaje que aún no he hecho
OPINIONES Y COMENTARIOS