Por si no volvía a enamorarme, quise que este amor se hiciera eterno. Hicimos un viaje.
Bajamos por la Escalera de la Plaza de España a un mundo acogedor y cercano que tú me das. La Boca de la verdad nos confirmó que estábamos en el lugar adecuado.
Te asomaste a mi alma por la cerradura de la Puerta de los Caballeros de Malta.
Vivimos una emoción, la más grande en el cine más pequeño del mundo.
De espaldas a la Fontana di Trevi tiramos monedas, asegurando la vuelta. La próxima vez de verdad.
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