El Regreso

El viaje es posible, pero hay riesgos si el gobierno interviniese.

¿Cómo sería ver las trizas de lo que uno dejó en la isla?

No importa, he de ir, aunque fuese a la tumba de mi padre. Caminaré por las calles rotas, e iré al barrio natal donde ya nadie existe. Aunque las palmas siguen ahí, y por eso ya vale el viaje que ni debiese querer hacer. Con la maleta ligera, junto a los otros pasajeros que ilusionan este viaje de forma diferente, con alegría y miedo al encuentro del recuerdo.

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