En el 2247 finalmente dieron oportunidad a viajar al futuro no solo a los gobernantes, pero también al público, y consideré hacer el viaje. A mi edad sabía bien que tenía los días contados. Hasta aquel entonces, nadie había sobrevivido los 150 años. Yo con mis 148, dudé de ser la primera. A pesar de esa esperanza ulterior, temía a lo desconocido. Mi escape de la muerte fue el descubrimiento del trasplante de piel plástica unos meses más tarde, en mi propio tiempo. No necesito escapar al futuro!

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