Todo niño sueña con realizar viajes fantásticos. Pero la realidad es que no importa la edad, sino el sentido de la aventura.
Desde el momento en que vi aquella vieja pintura, se volvió mas que un deseo una meta, una necesidad, un anhelo el poder navegar.
El navegar el vasto mar arriba del barco de los sueños, levantar anclas y dejar que la corriente indique el destino, conocer lugares que no estaban planeados de antemano, hay quienes dirán que es un disparate, pero a eso se le llama Viajar.
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