Me senté bajo el llanto rosa de un sakuro. Todavía se festeja el Tanabata por aquí, Naoki. La música hōgaku sigue siendo»triste», Naoki. El paisaje ha cambiado.

He viajado desde el otro lado del mundo para poder llorarte por última vez, Naoki.

Nací en otra nación, mi apellido es otro. Y no, no quiero saber el tuyo.

Porque sé que solo yo fui capaz de recordar los poemas y el daifuku, como prometí.

Y las almas recuerdan las promesas de vidas pasadas.

Y las almas recuerdan lo que deben devolver.

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