Viajar para llegar. Como la flecha de Guillermo Tell en busca de la manzana, mis prioridades era encontrar sentido a mi vida.
La parte del carruaje medio llena la ocupan dulcineas y sanchos. Eones de tristezas y también de perlas de felicidad. Amargos momentos y dulces instantes, que se repiten con cada golpe del tiempo.
Y la otra parte está por llenar de futuros, de espumas violentas y también de promesas infinitas y cálidos vientres maternos, cada uno dulce a su manera.
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