Solo unos metros me separan de mi destino, he recorrido el continente en autobús y caminando por mas de una semana, paso al mostrador y un muchacho sin mirarme me pide el pasaporte, lo mira, sonríe y le coloca un sello
-Bienvenido a la Patria – me dije con una una sonrisa mientras me devuelve el pasaporte-
-Gracias -respondí y continué caminando mientras la lagrimas salían como cascadas de mi ojos-.
Me sujete la mochila donde guardaba los abrazos que tengo que darle a mi madre.
hemos vuelto.
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