Después de mucho andar, mi ruta se abre en dos caminos: uno angosto y otro ancho.
Como siempre, elijo el primero.
Mi voz interior me señala el otro. A pesar de mis temores, le haré caso.
─ Por esta senda apreciarás el arcoíris─me susurra para darme valor.
Quiero dar el paso. Por primera vez me siento preparado, capaz de abrazar
al sol sin quemar mis alas.
─Este es el viaje que no hemos hecho─ dice la vocecilla con voz de viejo sabio.
─Tienes razón esto es lo que debo hacer─le respondo, pero…
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