Recuerdo nuestro primer viaje antes de volvernos adultas y ser más que solo hermanas. Fuimos a la isla de las estrellas a pisar suelo de volcán y a estrenar juventud; siempre queremos volver allí, donde todo empezó. Pero es imposible, porque nuestro viaje no es a esa magnífica tierra, nuestro viaje es a ese momento exacto, donde los telones de nuestra función se abrían generosos y mostraban todas las posibilidades, donde nuestros pies descalzos, ingenuos, dieron pisadas que no se pueden borrar.
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