Conocer el mundo es sencillo. Es volver tangible la imaginación e incitar reacciones en cadena, habitando las mentes que ocupan las almas.

Sólo deseo voraz se requiere, conocerlo es sencillo. Pero usted ya lo conocía. Usted quería viajar al centro de la Tierra.

Giró alrededor del sol, siendo de noche y de día, sólo restaba ese núcleo de almas privado a la humanidad. Pensó en su bitácora de viaje que testifica su marcha. Bocetó las secuencias que exploraría.

¿Sería usted el primer turista?

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